( foto de Masao Yamamoto ) ( texto Manuel Mª Torres Rojas ) Ámbar, entre mil afanes, es una reconocida niponóloga, con gran cartel entre los poetas y estudiosos de los haikus. Aquella tarde de viento forano, se esforzaba en que mis entendederas comprendieran el wu-wei del taoísmo: -No es tan difícil, me decía con su voz adelgazada por una manga de viento. Se trata de no hacer nada que no sea espontáneo… -Mira, en Japón sólo hay una regla moral: no alterar la armonía de nuestra propia mente, del propio cuerpo, de los seres animados o de las cosas inanimadas…, susurraba Ámbar. Y seguía, con su acento de piel de hembra: "No dijeron palabra el anfitrión, el invitado ni el blanco crisantemo" Asentí, con ojos de lluvia. Ella añadía, cimbreando su media voz: -el sol es sintoísta; la luna llena, budista; la roca, zen; el viento, animista; la montaña, sintoísta; el rocío, budista y así y así y así…
Cada amanecer es una nueva vida ya que siempre se vive algo distinta.
ResponderEliminarQue disfrutes de estas navidades y que el Año 2016 sea bueno para ti.
Un abrazo.
Año Nuevo
EliminarLa verdad empieza en el cuerpo. Cada día, una vida.
Pero ¡cuidado! Que la vida no es lo que se lee en los periódicos. Ni en internet. Las apariencias no engañan.
Deseo un buen año 2016 para todos vosotros.
Manuel María Torres Rojas.