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Mostrando entradas de 2013

Deseos de mujer allá por Nochevieja.

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(foto de Manuel María Torres Rojas) Un multimillonario guapo, inteligente y calavera, que nos consienta hasta echarnos a perder y nos regale “manolos” y “jimmy choo´s” y… una casa en Provenza. Un poeta que nos desnude y nos lleve de la mano descalzas al fin del mundo. (Si no podemos conseguir un hombre como papá, mejor los dos, el multimillonario y el poeta) Los vestidos de Fortuny. Una casa llena de luz donde cuidar nuestro amor, nuestros hijos y nuestros amigos. El mueble zapatero de Imelda Marcos. Leer y soñar. Olvidar los libros y los sueños y vivir. Zafiros, brillantes, perlas. Peonías, jazmines, violetas, rosas antiguas. Una piel suave y tentadora con un corazón capaz de pecar y perdonar. Alegría, gratitud y un hijo vividor y tarambana que diga que quiere una madre virgen. NOTA BENE: El editor desea advertir que esta entrada puede herir la sensibilidad de personas sin sentido del humor. Y del amor.

Importación de monjitas

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Como quiera que en España escasean las vocaciones nacionales, los conventos importan religiosas de otros mercados allende Ultramar. Es la ley de la oferta y la demanda.

Aquí, al cuidado del bebé!

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Soy un profesional.

Una cosa misma en nosotros

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...Lo vivo y lo muerto son una misma cosa en nosotros, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo: lo uno, movido de su lugar, es lo otro, y lo otro, a su lugar devuelto, es lo uno...                                                                                                                           Heráclito

Feliz Navidad Merry Christmas Joyeux Noël Frohe Weihnachten Buon Natale Feliz Natal

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Feliz Navidad Merry Christmas Joyeux Noël Frohe Weihnachten Buon Natale Feliz Natal

Navidad desnuda

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(el autor en aquellos tiempos) Corrían los años en que se inventó la sopa de ajo y  yo era un zagalillo que miraba como un mochuelo.  Hacía mucho frío y en el campo cantábamos a las niñas: “Aunque me des veinte duros   no voy contigo al pinar porque tienes sabañones y me los puedes pegar” Las nenicas, más dotadas para la lírica y para volverle loco a uno, respondían:  “…que quiero a un labradorcico que coja sus mulas y se vaya a arar y a la media noche me venga a rondar”. Me pasé, como siempre, al bando de las chicas y terminé la coplilla como pude: “… con la pandereta, con el almirez y con la zambomba que rezumbe bien”. El frío no sabía que a la vuelta de la esquina aguardaba el calentamiento global. Yo tenía la piel que va desde donde terminaban las perneras cortas del pantalón corto más resquemada que hábito de fraile y más encarnada que el batallón de El Campesino. El día viernes anterior a Nochebuena, entré en el saloncito de mi madre

Poemario Terca Luz de Manuel María Torres Rojas

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Clara Piqueras dirigió la primera edición de Terca Luz         TERCA LUZ De la terca luz su postrer fulgor reúno. Cautivo y descompuesto en oros y malvas y esmeraldas, el fulgor apenas vela mi ánima de ambarinos linos. Tal vez fuera piadoso que esa luz se recogiera en un solo haz de domésticas volutas, polvo de libros, y así el niño que queda apenas tuviera otra encomienda que limpiar las celdillas de mi memoria. Mas... ¡qué va!... La impía luminiscencia no ceja hasta derribar el nido de mi cama. Quiebra el rayo por el cristal herido y rompe en topacios y opalinas y cárdenas turmalinas que al danzar invitan al hombre antiguo y a la mujer nueva. Bailamos tres, el hombre solo, la mujer que llega y el eterno niño. Peces fusiformes chocan, mecánicos, sus bocas en minerales besos de estéril cortejo; mil cristales bermellones revientan las paredes cotidianas de mi egocéntrica guarida. ¡Inclemente luz que a su albedrío ad

Madrid en gris (capítulos noveno, décimo y undécimo) Fin

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Capítulo noveno (del álbum familiar ¿Quién seré yo?) Mi barrio de entonces era gris y triste y el colegio era triste y gris y los locales y comercios del barrio eran oscuros y grises y la iluminación de las calles era escasa y gris. No existían tiendas lujosas al uso de hoy sino carbonerías (“se vende antracita, hulla, lignito, turba y cisco para los braseros y leña para las cale­facciones”) cacharrerías, mercerías, quincallerías, verdulerías, cristalerías, fumisterías, panaderías o pastelerías. Hablando de pastelerías mi preferida era Hesperia, en Goya, regentada por dos damas de buen porte que me recordaban a la tía Ana María, casada con mi tío Vicente, hermano de mi padre, quien en su juventud fue no­vio de Isabelita García Lorca, hermana del poeta, según ella misma cuenta en sus memorias. La otra pastelería frecuentada por mí era Luanje, en mi propia calle de Claudio Coello. Me gustaban sus palmeras con mermelada gla­seada y sus bambas con nata así como los caram

Préstame tu claridad

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Lucero de la mañana / préstame tu claridad / para seguirle los pasos / a mi amante que se va...  

Madrid en gris (capítulos sexto, séptimo y octavo)

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Madrid en gris (capítulo sexto) ( el autor con Ivonne ) Apenas sí servidor tenía obligación de hacer deberes o tareas. Mi padre jamás me preguntó por ellos, dado que yo llevaba invaria­blemente buenas notas a casa, notas que él apenas sí miraba. La costumbre de mi padre de no comentarme los resultados de mis distintas etapas escolares se mantuvo invariable, incluso cuando obtuve el premio extraordinario de licenciatura. Ni una sola palabra de aliento oí de su boca. De niños nos llevaban al Teatro Infanta Beatriz a ver las matinés de Cholín y Tuercebotas. Algunos domingos íbamos a sesiones dobles en los cines, hoy desaparecidos, llamados Príncipe Alfonso y Colón, ambos en la calle Génova. A veces usábamos el metro, línea Goya, Velázquez, Serrano, Colón, Alonso Martí­nez, Bilbao, San Bernardo, Argüelles. Cuando yo tenía cuatro o cinco años los hermanos que entonces llevaran la voz cantante decidieron ver una película sobre la vida del gran Caruso que proyectaban en el cine Carl