Antes de pasar por las armas
Antes de pasar por las armas a su hombre, ella le soltó: − Te quiero mucho. Y le transportó al más allá con dos cartuchazos del calibre doce; se puso su blusa color pistacho, retocó su rímel y colorete y se fue a tomar una copa al bar Teatriz. Monotonía, aborrecimiento, fastidio. El spleen, le cafard, l´ennui, el desgarramiento, la melancolía. Desgana y náusea. El tedio de la vida, vaya. El que escribe, escribirá. Quien lee, seguramente seguirá en ello. El noventa por ciento restante de humanoides se abstendrá. Se limitarán a actuar, a apresurarse. De aquí para allá. De allí para acá. El espectáculo debe continuar. También el aburrimiento, la monotonía, la saciedad. La chica que cortó la hebra de la vida a su marido por camino tan derecho, apenas si conseguía dormir tres horas por noche. Y para ello tomaba, todo junto, un lexatín de 5 mg, un transilium y un orfidal. Desde el día en que enviudó a las bravas, duerme dignamente nueve horitas, sin auxilio de la farmacopea modern
Esta preciosa foto tiene su explicación natural aun con toda su dimensión interior. La fidelidad en la mirada y la placidez en quien se siente protegido. Sobra la advertencia, hay dos criaturas, en las dos hay bondad y ambas revelan un sí a la esperanza de vivir y dormir en paz.
ResponderEliminarBuenas noches, Manuel.
Sí. Sobra la razón. Instinto y amor.
EliminarOOhhhh...Qué tierno, es genial!!
ResponderEliminarBesos,
Preciosa foto. ¿La has hecho tú? Toda/o ternura. Un abrazo Manuel y buena entrada de año.
ResponderEliminarTan lindo. No diré eso de que una pena que crezcan.... porque da gusto verles desarrollarse. Besos y felices tiempos.
ResponderEliminarQué tierna y preciosa es esta imagen...
ResponderEliminarUn beso