Entradas

Mostrando entradas de julio, 2010

La medida de mi tiempo

Imagen
( foto realizada por el editor del blog ) "Después de doscientas tormentas, cinco mil setecientos correos, innumerables insomnios plenos de recuerdos; veinte inviernos, diecinueve primaveras, tras varias grandes pruebas del espíritu y las innumerables pequeñas, eres un agua subterránea que permanece oculta en lo profundo tras haberse filtrado lentamente a través de la tierra: sereno, secreto caudal del alma que no teme ya las lluvias torrenciales ni la sequía. No sé cómo ni cuándo emergerá, pero siento su rumor y su presencia cada vez que contemplo una fuente o el mar. Perdona, no sé decirlo de otro modo, acostumbrados como estamos a las proclamas, a la grandilocuencia, a decir cosas para parecer mejor de lo que somos: cualquier palabra altisonante muere en mis manos antes de escribirla, no nos pertenece. No hay lugar en el mundo en el que pueda ocultarme o huir, no es ni quiere ser una declaración de amor con ramos de flores y la rodilla doblada en la tierra. Sencillamente, est

ESPÍA DE MI MISMO

Imagen
( foto del autor en GLYPTOTEK de COPENHAGEN ) Un escritor es un espía de sí mismo. Por eso yo espío a esa persona que vive en casa, escribe en mi mesa de caoba y duerme en mi cama. Igual sucede que cada alma habita en dos cuerpos. O que un cuerpo alberga a dos espíritus.

CARTA AL NIÑO

Imagen
(  foto : el niño y su hermana E. ) "Querido niño Manuel María: Las piedras se convertirán en rocas abrigadas de musgo cuando llegue el invierno de la primavera. Mi querido okupa de aljibes, biólogo de galápagos, ranas, tritones y libélulas, amante de cachorros de dogos de Ena, aprendiz de naturalista de salamanquesas en cajitas de tabletas Okal, arquitecto de acuarios caseros. Naricilla metida siempre en el mundo de los adultos, responsable de la leyenda del recuerdo de la caída de Valeriano en la tartana, impresionado por las bocanadas de humo de la Maura. Una pistola en la guantera del coche del amigo del padre o una confesión al párroco de El Pilar de la Horadada (ambas cosas igualmente peligrosas). La llegada del otoño con la caída de las hojas…de forrar libros. Lucerita o el amor interior. La tía monja, caníbal de ovejitas Guillerminas. El partido de fútbol del día de Nochebuena, con escenario gótico y mirón incluido. Atracón de polvorones, turrones, mazapán, alf

REGAZO DE MADRE JOVEN

Imagen
¡...yo estoy en el regazo de mi madre joven, y el balcón fulgura -cristales de colores- con la rosa viva de mi solo sol! J. R. J.  

ARCO DE LUNA DE MUJER

Imagen
( foto Masao Yamamoto ) Es agosto en la huerta y los tritones se bañan en mi alberca. El agua tibia del aljibe alivia la leve ceniza de un pesar. Mordisqueo una azufaifa azucarina, y los aromas de un viejo amor se van acercando a mis manos. A la noche, las salamanquesas sorben los mosquitos que el farol de alumbre encandila. Los chirridos de los grillos entumecen mis oídos. Sueño que amanece en el camino del cielo. Sin razón, la ociosa calima se desteje. No está el viento. Si hay cuatro, si son cuatro las estaciones ¿por qué vivo yo tan solo en una? Arco de luna de mujer en tierra firme.

SU LENGUA EN LA MÍA

Imagen
En la sexta noche consuelan mi insomnio su voluntad de mujer que comulga con mis miedos y sus manos que alivian ancianas culpas y acarrean nuevos fantasmas. En el diagnóstico por imagen lo físico de no parece evidente, mas ahora, en la cama, su lengua en la mía desvaría los valores. ¡Anhelos de dos almas sobre mis almohadas! La calle que me nació barrunta en domingo la vuelta a noches huérfanas de regazo. A sol puesto echo cuentas de cuantos nombro enemigos míos. Pienso el rayo verde que llegada el alba todo agrisa. Sueños de diván compactan mis vísceras. ¡Qué costumbre es ésta que no te acostumbra al desamor de ser libre! ¡Malhaya sea mi cama a solas!, cortado el cuerpo y desabrida el alma. Sinsentido que convoca a dioses menores, reos de demiúrgicas ayudas hipocóndricas. Al tercer sueño me aflige la imagen de aquel gorrión roto y mudo. ¡Ay de las tardes novias de domingo !

LA NOCHE MÁS ORIENTAL XII

Imagen
( capítulo duodécimo ) Por añadidura, siendo yo niño de orden y lógica, en la bendita noche de los reales magos de un año de anteantaño tuve una experiencia preternatural. La pared de mi cuarto se iluminó y me invadió una emoción profunda. Era una luz tan hermosa como la de un atardecer de otoño. La luz se convirtió en un bienestar tan absoluto que me desbordó de contento y me hizo comprender los asuntos de la Antigüedad. Al final tomó la forma de una cascada velada por organdí. Me dormí lleno de paz y armonía como si estuviera unido a la naturaleza de las cosas. De todas las cosas. Sumido en tal iluminación, una fuerza interior me dijo que, pasadas las brumas del invierno, debía intentar conocer el mundo subterráneo de nuestro barrio, de manera que consiguiera llegar al colegio sin pisar aceras ni cruzar calles, entonces adoquinadas. Es decir, sin salir del mundo oculto, verdadera cuarta dimensión de lo que está ahí pero no vemos, de igual forma que una sola hoja de árbol puede oc