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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Sin pijama y sin recuerdos (capítulo décimotercero)

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A la hora de almorzar me viene en gana probar un poco de chupe de gallina y un pescado sancochado, a ser posible una buena rueda de mero. La comitiva me desplaza hacia el barrio de La Candelaria. Invito a sentarse a mi mesa al comandante, quien acepta después de juntar sus tacones reglamentariamente por decimocuarta vez en lo que va de día ¡Jesús qué manía! En el “pluscafé” indago: - ¿Qué se oye decir en los cuartos de banderas? El comandante me suelta de carrerilla y sin respirar: - El apoyo del ejército bolivariano al proyecto revolucionario es irrestricto. También compartimos la estrategia de nuestro Jefe de lentificar el calendario de medidas a favor del pueblo debido al zaperoco que se ha formado con el derrumbe del precio del barril de petróleo en los mercados de futuros. Así que noté a Chávez tan modosito la otra noche. Si la facturación de la compañía petrolera pública venezolana significa la mitad del producto interno bruto del país, pues eso, que la cosa la tien

Sin pijama y sin recuerdos (capítulo duodécimo)

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( el autor en el museo de Arte Contemporáneo ) Chávez se olvida de que mañana madruga. Me cuenta el ex teniente coronel de paracaidistas las llamadas que recibió de Fidel Castro durante el golpe que le montaron militares y empresarios, el día 11 de abril del año 2002. Mientras Hugo estaba atrincherado en el Palacio de Miraflores, sitiado por las tropas que se alzaron en tan curiosa asonada, Fidel llamaba insistiendo a su amigo para que aguantase el tipo. “¡No te inmoles!”, “no dimitas, no renuncies”, me cuenta Chávez que le aconsejaba Fidel. La cara de Chávez ha cambiado. Este hombre las pasó canutas hasta que el 14 de abril retomó el poder, gracias a que la división blindada y el regimiento de paracaidistas de Maracay amenazaron con arrasar a sangre y fuego Caracas si Chávez no era restituido. Ayudó y no poco, que el gobierno golpista eligiera como presidente a quien fungía como capo de la confederación de empresarios de allá, un tal Carmona. Empezó su gobierno títere abol

Sin pijama y sin recuerdos (capítulo undécimo)

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A las siete y media en punto me avisan de recepción. En el lobby del hotel aguarda mi asistente militar. En el trayecto hacia La Casona pregunto al comandante si me recomienda evitar algún tema de conversación. - No. Ya usted sabe que Hugo Chávez se faja con el más guapo. Quizás sea conveniente, doctor, que no toque usted la vaina de miss Venezuela. Tomo nota y me animo a formular la misma cuestión en positivo. - ¿Asuntos que son del agrado del ciudadano emperador? El oficial me indica que Chávez, al día de hoy, se interesa vivamente por la industria de la farmacopornografía como motor del mercado en la economía capitalista de este siglo. Pongo cara de Buster Keaton. Me quedo con gana de preguntarle a mi amabilísimo acompañante si sabe dónde se encuentra mi gato. Recorro las preciosas galerías coloniales de la residencia oficial del número uno de la república venezolana. No aprecio cambio alguno respecto de las que frecuenté en tiempos de Carlos Andrés Pérez, Herrera C

Los sueños...

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Los sueños... ¡Cómo endulzan la sombra! Tomé esta foto durante mi reciente exilio espiritual en el campo mallorquín, que hoy mi cuerpo abandona. "Los sueños..." es el inicio de un conmovedor poema escrito por Juan Ramón Jiménez en 1913.