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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Y se armó el belén para la noche más oriental II

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(con mis hermanos mayores) Capítulo segundo El montaje del nacimiento coincidía con el mismísimo día  veintidós de diciembre, cuando salía el gordo de la Lotería, premio que nunca cayó en casa, aunque mi padre murió convencido de que algún año nos tocaría. Pensaba que para ello era menester comprar un número completo, con todas sus series. Nunca lo hizo al considerarlo gasto excesivo. Por eso no le cayó el premio gordo. Por no asumir el riesgo de tan elevada inversión. Así aprendí que no hay beneficio sin riesgo. Es la base de la economía capitalista, para bien o para mal, que yo no termino de ver las dulces perfecciones del mercado regido por la codicia en estado puro ¡Así nos va! Instalar el tablero de madera sobre el armazón de caballetes que lo sostenía, ir a la Plaza Mayor a comprar musgo fresco y a reponer alguna figurita descabezada, coja o manca, era rutina bien entretenida, bonita y barata. Los muñequitos eran de barro y sus extremidades estaban asegurad

...Y se armó el belén para la noche más oriental

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En mi familia la Navidad comenzaba tal que el día 22 de diciembre, justamente a la hora en que los huérfanos del colegio de San Ildefonso principiaban a desgranar la letanía del rosario de premios y pedreas de la Lotería Nacional de España, patria que los franquistas calificaban como "Una, Grande y Libre" ¡Qué exageraciones! Esa mañanita todos los hermanos, bien perfumados con agua de colonia Álvarez Gómez, subíamos a la azotea de la buhardilla para la resurrección anual de las figuras del belén. El portal con su Niño Jesús en el pesebre, la Virgen María y San José, el buey, la mula, la anunciación a los pastores y sus ovejas, las lavanderas, los Reyes Magos con sus camellos o dromedarios, que sigo sin saber qué eran, y los pajes; el ángel, la estrella que guía, las palmeras, el corral con las gallinas, Herodes y su castillo. Y esto y lo otro y aquello y lo de más allá. Desde los patios de vecindad y desde los talleres de corte y confección subían al cielo las cancion

Error tras error

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(ilustración de Ikenaga Yasunari) "Conocer a alguien es una empresa complicada y peligrosa cuyos resultados suelen ser bastante pobres." Sándor Márai Anteanoche, vacía ya la segunda botella de Ruinart brut, ella, alterada y desnuda, me dijo: -La gente y tú mismo ¿cómo vais a funcionar de esa manera? ¡Tenéis dotaciones distintas, pero todo el mundo comete el mismo error! ¡Compleméntate, no te desunas! No entendí el sentido cabal de su frase, pero sí su importancia. Me incorporé de la cama, anoté en mi blog con rigor dactilográfico la femenina sentencia y me dormí con la seguridad de que, habiendo cometido en mi vida multitud de errores sentimentales, ninguno era comparable al de ahora. A la siguiente anochecida, mientras se desvestía sin erotismo, me dio una muy valiosa clave: -Te equivocas, siempre, con nosotras. Es erróneo fingir amor por una mujer cuando ella espera mucho menos de ti. Resulta que, si a la postre voy entendiendo alg