Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!
(fotos del autor) A los telefonillos portátiles les dicen “móviles”, en España, y "celulares", en algunos países del otro lado del mar océano. Cuando llamo a una mujer de las nuevas a menudo ocurre que se acaba su batería a poco de empezar a hablar. Las chicas me dicen: - Te llamo luego, cuando llegue a casa…se va a cortar, no queda batería. Deben dormir en el parque, porque el móvil no suena luego. ¿Cuándo es luego para una bella mujer? Una hora. Pasa una hora de la cita convenida para la cena. Suena mi aparato en el restaurante. Me dice ella: - Ahora no puedo hablar. Voy conduciendo, no tengo manos libres ni apenas cobertura y la batería se está muriendo. Pido otro vino y apunto en mi cuadernito “moleskine”. Sumo los tiempos de mis esperas a ellas, a las distintas ellas. En los últimos tiempos, desde que desperté en la clínica de mi letargo sabático, he invertido en aguardar el advenimiento de La Mujer unas quinientas veintic
Se me ha muerto mi hermana, la mayor y más querida. Se van quienes amé, aquellas personas que me amaron. Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y estaré solo, sin árbol verde, sin pozo blanco…y mi espíritu errará, nostálgico de quienes se van para no volver. ¡Qué lejos! ¡Qué solo! Su alma, el alma de mi hermana, ¡qué lejos y qué cerca de mí! ( Tomo en préstamo cosas de Juan Ramón Jiménez, de memoria, en desorden y mezcladas con otras mías. Las fotos, hechas con mi móvil... )
(fotos tomadas por el autor) Las mujeres de la edad moderna están apagadas, o fuera de servicio. O, lo que es peor, carecen de identidad, pues sus números de los portátiles “no pertenecen a ningún abonado”. Si llamo, con mi móvil, a una mujer de la era moderna, normalmente se agota la batería de su portátil a poco de empezar a hablar. Contrasta la energía de la mujer de hoy con las escasas prestaciones de sus pilas recargables. Las chicas me dicen: ─ Estoy en el parque. Te llamo luego, cuando llegue a casa. Deben dormirse en el parque porque el móvil no suena luego. ¿Cuándo es luego para una mujer? Espero en el restaurante. Una hora. Pasa, por tanto, una hora de la acostumbrada por mí para la cena. Tengo hambre. ─ Ahora no puedo hablar. Voy conduciendo, no tengo manos libres ni apenas cobertura y la batería se está muriendo, me dice la rapaza que está citada y no comparece. Pido un vino y apunto en mi cuadernito moleskine. Sumo: en los últimos tiempos, desd
La soledad bien llevada es maravillosa. Pero hasta que no tengamos esas edades no podremos saber si las cosas se ven igual desde ellas...
ResponderEliminarUn beso lector.
Así es, si así os parece. La soledad puede estimular la imaginación y, por tanto, la escritura.
EliminarUn beso acompañado de otro beso.