( foto de Masao Yamamoto ) ( texto Manuel Mª Torres Rojas ) Ámbar, entre mil afanes, es una reconocida niponóloga, con gran cartel entre los poetas y estudiosos de los haikus. Aquella tarde de viento forano, se esforzaba en que mis entendederas comprendieran el wu-wei del taoísmo: -No es tan difícil, me decía con su voz adelgazada por una manga de viento. Se trata de no hacer nada que no sea espontáneo… -Mira, en Japón sólo hay una regla moral: no alterar la armonía de nuestra propia mente, del propio cuerpo, de los seres animados o de las cosas inanimadas…, susurraba Ámbar. Y seguía, con su acento de piel de hembra: "No dijeron palabra el anfitrión, el invitado ni el blanco crisantemo" Asentí, con ojos de lluvia. Ella añadía, cimbreando su media voz: -el sol es sintoísta; la luna llena, budista; la roca, zen; el viento, animista; la montaña, sintoísta; el rocío, budista y así y así y así…
La lectura en soledad es uno de los mayores placeres que existen...
ResponderEliminarUn beso lector.
Muchísimas gracias, mi querida amiga Eva. Naturaleza, amor y libros.
EliminarBesos con tinta de pluma estilográfica.
"estar en todas partes", alejado de los demás y en posición horizontal. Qué más se puede pedir.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
Naturaleza, amor y libros en posición horizontal.
EliminarAbrazos,
Manuel.
Vuelvo a ser yo, entre silencios, la que lee libros y escribe en soledad.
ResponderEliminarAmigo, besos, versos y flores corazón.
Nos creíamos ya perdidos. Pero no...
EliminarBesos y abrazos.