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Mostrando entradas de mayo, 2015

En un principio fue la palabra

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En un principio fue la palabra__________ El amor por las palabras llevó a ambos a la otra clase de amor. En la Facultad de Derecho él juntaba primorosamente las palabras de forma que sus inextricables explicaciones sobre el Derecho Romano y sus latinajos casi se entendían. En la Facultad de Filosofía y Letras ella presentó una bella tesis sobre Baltasar Gracián, a quien emuló en concisión y superó en gracejo. El primer mes lo gastaron en contarse cosas, ver películas literarias, leer libros cinematográficos y contemplar pintura con textos. El otro amor llegó consecuentemente y sin trampas. Consumieron el tiempo adecuado para que él rompieran distintas ataduras y para que ella, más libre y más joven, aceptase algún yugo. Decidieron compartir techo, lecho y mesa. Fueron días de vino y rosas. Dichosos hasta la extenuación. Ningún placer les fue ajeno. Juntos vulneraron convenciones sociales y jurídicas. Él fue cómplice de ella y ella encubridora de él.

...Et pourtant, j'attendrai... Ton retour.

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J’attendrai Le jour et la nuit J’attendrai toujours Ton retour ... Et pourtant, j’attendrai Ton retour Poterat 1937 La primavera de Claire llegó en el otoño de 1961. Cumplía diecisiete años y empezaba Derecho en la Complutense de Madrid. Atrás, colegio, uniforme, colores grises y mu­ros altos. Letanías y mecanismos de repetición. Tiempo perdido, día a día, año a año. Once. En la facultad había luz de colores y personas vivas. Desde las aulas Claire ponía sus ojos en la Casa de Campo, el monte del Pardo y, más allá, en la sierra de Guadarrama. Mañanas de azules velazqueños, ru­bescentes horizontes en las tardes. Bajaba del metro en Argüelles, salida Alberto Aguilera, y el autobús E depositaba a Claire en clase. Por el camino plátanos de adorno, castaños de Indias, algunos cedros de nueva plantación, pinos piñoneros, alcornoques y nogales. Todavía quedaban retazos de monte bajo. Retamas, jarales, madroñeros y encinas chaparras. El nuevo mundo era mejor. Cla

Venezia hostil

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(el autor en Venezia) Viernes 14 marzo Como a solas, para variar, en el restaurante La Taverna del hotel La Fenice. ¡Atiza! Me sirven la mismísima agua mineral naturale que en La Habana. Acqua Panna oligominerale. ¡Esto es cosa de Fidel! Pido dos primeros platos. Zuppa di cipolla, que es suave como la noche y… ¡no lleva costra de queso! Luego unos pequeños gnochis… Suena música cubana… “si me quisieras lo mismo que veinte años atrás…” ¿Alguien quiere y es querido durante veinte larguísimos años? ¡Que levante el dedo! Un pavo corta un jamón ibérico, antes llamado serrano. ¡En Venezia! A las tres de la tarde fui el hombre que corría hacia el vaporetto con la servilleta prendida del jersey de cuello vuelto. Era azul, como el fascio y como la puta noche negra. Me he cruzado con centenares de personas. Una sola ví que estuviera tan sola como yo. Era una chica pegada a unas gafitas. Ni me miró. La soledad es misógina o andrógina o lo que sea. Es difícil. Tanto o más qu