Sin pijama y sin recuerdos (capítulo sexto)



(foto del autor)

Sin pijama y sin recuerdos (capítulo sexto)                                                   

Salí a la calle como las putas de los edificios de apartamentos por horas, con el neceser en la mano y llamando un taxi a grito pelao.

En el neceser no iba lo preciso para atender mi compostura y aseo, sino un convoluto lleno de unos billetes de quinientos nosequé cada uno. Una fortuna, me dijo el director del manicomio al despedirse de mí con un guiño. Yo lo hice con una pregunta:

- ¿Quién tiene mi ropa interior?

¡Qué calle más rara! Sin aceras con arbolitos en sus alcorques para que meen los perritos, ni edificios medianeros unos de otros para conformar cuadras regulares.

¡Qué ciudad más rara! No me suena de nada. Ganas me dan de volverme a la cama.

Un taxi se digna parar. Le digo a su conductor que me lleve a la avenida del Libertador esquina a Los Jabillos, edificio Junín en la urbanización La Florida.

Vuelve a mí su cara de piña y pregunta:


- ¿En la carretera de la Coruña, no?

Se me funden los plomos. Acabo de dar al taxista las señas de mi domicilio en Caracas. Uso el método de prueba y error y le digo:

- Perdone. Mejor me lleva usted al centro.

El hombre del taxi, mal aseado, menea la cabeza y se encoje de hombros. Y empezamos un viaje por lo desconocido hacia ninguna parte.
Nada me resulta familiar. Intento localizar el lugar de la acción recurriendo a mi acervo cinematográfico. Nada. Esto no es Nueva York, ni San Francisco, ni Caracas, ni La Habana. Debo de haber vivido en más lugares de los que memoria tengo. Intento sonsacar al hombre acerbo:

- ¿Por dónde queda un parque muy grande con árboles muy altos y una casa de fieras encerradas en jaulas con barrotes de hierro?

El taxista frena y me pide que me baje, cosa que hago pagándole con unos billetes que no sé a qué divisa representan. Me devuelve monedas que no son centavos de dólar, ni lochas de bolívar, ni centavos de pesos cubanos, ni céntimos de peseta.

Me encuentro otra vez ejerciendo de puta urbana, con el neceser en una mano y en la otra una bandeja de alpaca regalada por el personal sanitario del centro médico “en agradecimiento al paciente más constante”. ¡Serán güevones!




(foto del autor)

Comentarios

  1. jajaj le has puesto mucha onda a mi tarde, muy bueno el escrito, besos

    ResponderEliminar
  2. Sin pijama y sin recuerdos de nuevo amigo mío toda una vida por descubrir , como loco por las calles y vuelta al manicomio.

    Besos de MA y feliz noche de verano.

    ResponderEliminar
  3. jajajajajaja!! Bien escrito, y muy divertido.


    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. ¡Gracias,mujer que escucha mis palabras escritas! ¿Onda media o FM? Besos

    ResponderEliminar
  5. MA,querida,no adelantemos acontecimientos...Te abrazo

    ResponderEliminar
  6. ¡Gracias Gaucho! Es complicado hacer sonreir...Abrazo transoceánico.

    ResponderEliminar
  7. Manuel:
    me gusta los capìtulos de esta historia, siempre nos sorprendes¡
    besos amigo

    ResponderEliminar
  8. Muy bueno!!
    "Quién tiene mi ropa interior?"Me hiciste reír!!
    Una joya humorística digna de Les Luthiers.
    Imagino el susto del pobre tachero cuando escuchó "dónde quedaba el parque muy amplio con árboles muy altos y una casa con fieras encerradas en jaulas con barrotes de hierro."Comiquísimo!!
    La bandeja de agradecimiento al paciente más constante es el broche de oro.
    Dicen que lo más difícil es hacer reír.
    Lo lograste magistralmente.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
  9. ¡Gracias Norma! La sorpresa sorprendente es que os agraden mis desvaríos.Abrazo

    ResponderEliminar
  10. ¡Gracias Carmela! Y...¿no será que usted tiene el gen de la "risa floja"? Abrazo

    ResponderEliminar
  11. Es raro encontrar en la red virtual un escritor que me sorprenda. Sucedió en esta página. Creio que leí todo, y con su permiso me llevo la URL a mis blogs para seguir sus huellas.
    Me curvo tres veces, como los chinos, en señal de respeto. Y me retiro sin nunca dar la espalda.
    Hasta pronto, Señor Escritor.

    ResponderEliminar
  12. Reconozco que esta vez me has dejado tan despistado que no sé si el loco soy yo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. ¡Mil gracias a Carlos Galeón! Muevo la cabeza en señal de aprobación. Abrazo cuerdo

    ResponderEliminar
  14. Tania Alegria me tiene sin hallar modo y manera de agradecer su comentario. Lo haré cuando recupere el uso de razón perdido...

    ResponderEliminar
  15. Pessoa escribió: "Nâo sou nada./Nunca serei nada..."
    El azar, y quizás también la necesidad, me han entregado el raro regalo de conocer, poco a poco, la obra poética de Tania Alegria ¡Sorpresa mayúscula! El don de la escritura que adorna a Tania es gema rara, que apenas si encuentro en nuestro mundo fugaz del verbo cibernético. Escucha Tania, yo te corono de laurel y te elevo hasta el Parnasso donde moran Don Denís de Portugal,Luis de Camôes y Pessoa...Lo firmo en Madrid a tantos de tantos de dos mil tantos ¡Amén!

    ResponderEliminar
  16. No me pierdo esta ni que me paguen los millones de chanflán para que no la lea. :)

    ResponderEliminar
  17. jajajajajaj, realmente bueno. Qué bueno!

    ResponderEliminar
  18. Ah, una cosita más para terminar de joder la vaina...este camino me lo sé de memoria aunque haya puesto enlaces. Vengo solita y derechito.

    ResponderEliminar
  19. Manuelito, quiero que sepas, que de los comentarios que te hice, salió un texto, no muy largo que me gustó. Inmeditamente me hice una nota en facebook con él y lo he publicado en un grupo de esos en los que participo. Bueno, creo que también lo publicaré en mi blog de la escribiente cualquier día que estos, pues recibí buenas críticas. Uy, hoy he venido mucho aquí, perdona, vale!!!??

    ResponderEliminar
  20. Mi conexión a internet, brinca y se apaga, debe andar con su neceser a cuestas. Escribí un comentario y desapareció, diagnosticar problemas de internet fue el mensaje en azulito. Lo intento de nuevo, cuando te leo, me divierto, me inquieto, me sorprendo, quizás este texto en particular por los viajes y las monedas y los neceseres, pero en especial porque cuando te leo me recuerdas aquello del cuento corto, un hombre se soñaba mariposa y no sabía si era una mariposa que se soñaba hombre, todo es tan confuso, tan absurdo es el vivir en sí que el olvido es como una defensa contra la avalancha cotidiana.

    ResponderEliminar
  21. “Revoloteaba alegremente; era una mariposa muy contenta de serlo. No sabía que era Chuang Tse. De repente despierta. Era Chuang Tse y se asombró de serlo. Ya no le era posible saber si era Chuang Tse que soñaba ser una mariposa, o era una mariposa que soñaba ser Chuang Tse.”

    ResponderEliminar
  22. Con imperfectos círculos enlazan el aire tus mariposas soñadoras...¡Gracias Belkys!
    Para los problemas bloggeros, prueba a usar el explorer CHROME...Abrazos y besos.

    ResponderEliminar
  23. Esa imagen no se me borrará en mucho tiempo jajaja
    Un besin que no me resisto

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!

Entradas populares de este blog

Granada: Casería de Los Cipreses. Recuerdos en azul y blanco.

HAIKU ÁMBAR