La hay sin lugar a dudas.- Pero ¿que nos queda Manuel a nosotros los que ya no somos tan jóvenes? Aceptarlo no hacerse mala sangre ya que la presión sube y el colesterol apesta Yo trato de ser lo mejor que puedo No puedo controlar a nadie mas que a mi No te parece carño que estoy en lo cierto? Besitos querido
La hay sin lugar a dudas.- Pero ¿que nos queda Manuel a nosotros los que ya no somos tan jóvenes? Aceptarlo no hacerse mala sangre ya que la presión sube y el colesterol apesta Yo trato de ser lo mejor que puedo No puedo controlar a nadie mas que a mi No te parece carño que estoy en lo cierto? Besitos querido
Sí, querida Mucha, llevas razón. En Oriente una tradición viva aún considera que, cuando una persona ha cumplido con familia y sociedad, tiene derecho a recogerse sobre sí mismo y practicar un sano "egocentrismo". Cariños con aroma a fresas silvestres.
Siempre lo he dicho que no te arrepientes, por no hacerme caso, vives rumiando decepciones. O doblando en los portazos a las decepcionadas. Cabezota, te escribo un abrazo
Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!
En la Casa del Libro he manoseado un nuevo libro de David Lodge. La tesis del profesor es que, en la novela contemporánea, se va perdiendo la ficción literaria para ir más a la confesión, la narración de una vida, la visión singular. Aparece sólo la conciencia del autor y no tanto las conciencias de muchos personajes, como en las clásicas novelas del siglo XIX. Estoy de acuerdo. ¿Por qué es así? El lo atribuye a que hemos perdido nuestras certezas metafísicas y por eso presentamos nuestro punto de vista singular, que nadie puede impugnar. Por mi parte, pienso que es mucho más difícil escribir “Guerra y Paz” o “Madame Bovary” que las novelas unipersonales de hoy. Y que las que son corales, contienen personajes de cartón piedra, dicho sea en términos generales. De todas formas, en esta etapa de mi vida, no quiero artificios literarios. Sólo memorias, autobiografías, diarios o dietarios. Correspondencia, incluso. Y, ahora y siempre, poesía.
(fotos del autor) A los telefonillos portátiles les dicen “móviles”, en España, y "celulares", en algunos países del otro lado del mar océano. Cuando llamo a una mujer de las nuevas a menudo ocurre que se acaba su batería a poco de empezar a hablar. Las chicas me dicen: - Te llamo luego, cuando llegue a casa…se va a cortar, no queda batería. Deben dormir en el parque, porque el móvil no suena luego. ¿Cuándo es luego para una bella mujer? Una hora. Pasa una hora de la cita convenida para la cena. Suena mi aparato en el restaurante. Me dice ella: - Ahora no puedo hablar. Voy conduciendo, no tengo manos libres ni apenas cobertura y la batería se está muriendo. Pido otro vino y apunto en mi cuadernito “moleskine”. Sumo los tiempos de mis esperas a ellas, a las distintas ellas. En los últimos tiempos, desde que desperté en la clínica de mi letargo sabático, he invertido en aguardar el advenimiento de La Mujer unas quinientas veintic
(fotos tomadas por el autor) Las mujeres de la edad moderna están apagadas, o fuera de servicio. O, lo que es peor, carecen de identidad, pues sus números de los portátiles “no pertenecen a ningún abonado”. Si llamo, con mi móvil, a una mujer de la era moderna, normalmente se agota la batería de su portátil a poco de empezar a hablar. Contrasta la energía de la mujer de hoy con las escasas prestaciones de sus pilas recargables. Las chicas me dicen: ─ Estoy en el parque. Te llamo luego, cuando llegue a casa. Deben dormirse en el parque porque el móvil no suena luego. ¿Cuándo es luego para una mujer? Espero en el restaurante. Una hora. Pasa, por tanto, una hora de la acostumbrada por mí para la cena. Tengo hambre. ─ Ahora no puedo hablar. Voy conduciendo, no tengo manos libres ni apenas cobertura y la batería se está muriendo, me dice la rapaza que está citada y no comparece. Pido un vino y apunto en mi cuadernito moleskine. Sumo: en los últimos tiempos, desd
Hay tantas injusticias en el mundo...que esta es insignificante.
ResponderEliminarCapricho de niño mimado y nada más.
Manuel un refrán dice: Pelillos a la mar.
Chin chin, brindo por nuestra salud y amistad.
Besos y versos de colores, que ya mismo es primavera.
salud!
ResponderEliminarsi me convidas ese copete esta todo bien, beso
ResponderEliminarTe espero para tomarnos otra copa. Ya tengo pedida la tuya!
EliminarNadie lo siente profundamente mientras no esté dispuesto a reparar. Bss
ResponderEliminartan cierto lo que decis que es como si yo lo hubiera escrito
ResponderEliminarHay mucha hipocresía en nuestra sociedad...
ResponderEliminarLa hay sin lugar a dudas.-
ResponderEliminarPero ¿que nos queda Manuel a nosotros los que ya no somos tan jóvenes?
Aceptarlo no hacerse mala sangre ya que la presión sube y el colesterol apesta
Yo trato de ser lo mejor que puedo
No puedo controlar a nadie mas que a mi
No te parece carño que estoy en lo cierto?
Besitos querido
La hay sin lugar a dudas.-
ResponderEliminarPero ¿que nos queda Manuel a nosotros los que ya no somos tan jóvenes?
Aceptarlo no hacerse mala sangre ya que la presión sube y el colesterol apesta
Yo trato de ser lo mejor que puedo
No puedo controlar a nadie mas que a mi
No te parece carño que estoy en lo cierto?
Besitos querido
Sí, querida Mucha, llevas razón. En Oriente una tradición viva aún considera que, cuando una persona ha cumplido con familia y sociedad, tiene derecho a recogerse sobre sí mismo y practicar un sano "egocentrismo". Cariños con aroma a fresas silvestres.
EliminarTe visto en recomenzar
ResponderEliminarMe ha gustado tu comentario por eso vine a leerte
Un placer hombre. Eres poeta.
Siempre lo he dicho que no te arrepientes, por no hacerme caso, vives rumiando decepciones. O doblando en los portazos a las decepcionadas. Cabezota, te escribo un abrazo
ResponderEliminarMe parece bien
ResponderEliminarno podemos forjarnos a imagen de cada uno.
Salud!
ResponderEliminarun beso